En medio de la algarabía navideña, Nuevo León se sumerge en una semana funesta que deja a la comunidad estupefacta. Del lunes 18 al sábado 23 de diciembre, un escalofriante recuento periodístico de Telediario revela la inquietante cifra de 14 muertes violentas. Cada día, una nueva tragedia ensombrece el estado, exponiendo la cruda realidad que acecha a la sociedad.
Lunes a Sábado: Una Semana de Angustia y Desesperación
La semana comenzó con un sombrío suceso en Apodaca: un hombre fue asesinado a pocos metros de una gasera en el cruce de la Carretera Mezquital-Santa Rosa con Bulevar Humberto Ramos Lozano. Este hecho marcó el inicio de una serie de tragedias que marcarían los días siguientes.
El martes, en las alturas de Galeana, una mujer fue hallada sin vida en una zona despoblada, con heridas de bala. El lugar remoto, junto a la malla ciclónica que rodea las antenas de telecomunicaciones, añade un elemento perturbador a este crimen, generando inquietud entre los habitantes.
El miércoles, en Zuazua, la descomposición y el tiro de gracia marcaron el hallazgo de un hombre en su domicilio. La calle Huesca en la colonia Valle de Santa Elena Sector Almerías se tiñó de tragedia, sembrando el temor en la comunidad.
El jueves, un intento de asalto en San Nicolás resultó en la muerte de un empleado de una compañía industrial. El forcejeo con un desconocido precedió a varias detonaciones, dejando a la comunidad consternada por la violencia desenfrenada.
El viernes, mientras cargaba gasolina en García, un hombre fue ejecutado y una mujer de la tercera edad resultó herida en el Libramiento Noroeste y la avenida Lincoln. Juan Gerardo Salinas González perdió la vida, y Guadalupe Hernández quedó gravemente lesionada, exponiendo la vulnerabilidad de la sociedad ante actos tan violentos.
El sábado, en plena vía pública de Monterrey, un hombre fue perseguido y asesinado a plena luz del día. A pesar del despliegue policial posterior al incidente, la falta de detenciones de sospechosos deja a la comunidad sumida en la incertidumbre y la preocupación.
Esta es la cruda realidad que enfrenta Nuevo León, donde la violencia parece no dar tregua y la ciudadanía clama por acciones efectivas que brinden seguridad y paz a sus calles. La angustia y la desesperación se apoderan de la población, exigiendo respuestas y soluciones inmediatas.